Capítulo 4 Hombre de papel (IV)


 El papel huyó con ese joven.

 

Xue Xian estaba atónito por lo que acababa de pasar y se enrolló hasta el fondo de la bolsa, estaba un poco confundido y un poco sorprendido.

Se quedó callado por un tiempo, pero luego comenzó a moverse de nuevo en la bolsa secreta de Xuan Min, regresó al lugar donde estaba clavada la aguja, trató de escuchar a través del grueso lino, moviendo la aguja para arriba y para abajo, pero no hubo ninguna reacción.

“¿Podría ser que la aguja perdió su efecto?” Xue Xian murmuró y sacó la delgada aguja.

“Ah… ¿Acaso quieres apuñalarme?” Jiang Shining le dijo con una voz apagada. “¿Por qué te sigues moviendo de un lado a otro?”

Xue Xian reaccionó de pronto, preguntando. “¿Cómo es que puedes hablar de nuevo?”

Al escuchar la pregunta, Jiang Shining se quedó pasmado.

Ciertamente, el tiempo de energía que tenía para ese día ya se había terminado por lo que no debería ser capaz de moverse o hablar, ¿cómo era posible que pudiera estar hablando de nuevo?

¿Tendría algo que ver con la impresión del momento? No, antes de este momento, Jiang Shining ya había hablado, pero ninguno de los dos se había percatado.

O… ¿acaso este burro calvo tenía otros trucos escondidos? Xue Xian sintió aún más curiosidad en cuanto lo pensó y, sin decir una sola palabra, volvió a enterrar la aguja en la cintura de Xuan Min.

Xuan Min estaba a punto de alejarse del círculo de personas. “…”

Aun cuando fue atrapado vivo, Xue Xian seguía siendo inescrupuloso, probablemente era alguien poderoso y con grandes habilidades.

Xuan Min frunció las cejas, sacó al hombre de papel que estaba escondido en su bolsa secreta y que no se había estado quieto ni un momento. Xue Xian, que había sido doblado varias veces, siguió retorciéndose un poco, sin embargo, a simple vista, sólo tenía el tamaño de una carta doblada, sin forma de persona y nadie más podía ver nada sospechoso en ese pedazo de papel.

Xuan Min simplemente pellizcó la cabeza de Xue Xian rápidamente y jaló la aguja de plata que se había pegado al papel.

Sin embargo, la aguja estaba pegada un poco más, como si se hubiera ensartado al papel.

Xuan Min bajó la mirada, le apuntó con un dedo al papel y le dijo con frialdad. “Suéltala.”

Los guardias. “…” ¿Acaso este monje charlatán estaba loco? ¿Seguía fingiendo ser un tonto?

El gobernador Liú, que se había quedado aturdido por la frase usted no vivirá mucho tiempo, recuperó sus sentidos y se sintió inmediatamente furioso. Apuntó a Xuan Min y maldijo. “Vaya realmente eres un monje salvaje que no distingue el bien del mal, tus orígenes son desconocidos e, incluso aunque no seas el criminal de este cartel de búsqueda, puedo arrestarte primero y esperar hasta conocer las ocho generaciones de tus ancestros, siguiendo completamente los lineamientos de ley. Fui bondadoso y no te pedí mucha información, pero tú no lo agradeciste y en cambio, ¡¿me maldices?! Ustedes agárre…”

Antes de que pudiera terminar de hablar, Xuan Min lo interrumpió. “Su energía Yin es obscura y densa, la mitad es negra y la otra mitad es verde a la vista, es una señal de agotamiento de la vida y del destino. Además, hay una marca de sangre en su oreja izquierda.”

“¿Qué marca de sangre?” El gobernador Liú se tocó las dos orejas inconscientemente, pero no había sangre en sus dedos.

“No la puede ver.” Xuan Min puso la aguja de plata, que finalmente había podido quitarle al papel, de vuelta en la bolsa secreta y, con una mirada fría, estiró la mano y le dio un ligero golpe con el dedo al hombre de papel.

Por primera vez en su vida, alguien se había atrevido a cachetearlo, Xue Xian sintió como que el burro calvo enfrente de él había bebido agua del Río Yangtze y ¡estaba listo para irse al cielo! Estaba a punto de enojarse cuando escuchó a Xuan Min mencionar la marca de sangre en la oreja y se quedó sorprendido. Retorció los dedos de Xuan Min con dificultad para darle una mirada al gobernador Liú.

Vio que la oreja izquierda, que era ligeramente protuberante, realmente tenía una marca roja cerca del cráneo que, a simple vista, parecía una salpicadura de sangre.

Al ver la marca de sangre, el delgado cuerpo de papel de Xue Xian se estremeció, el enojo y odio que había estado suprimiendo por mucho tiempo se había finalmente desbordado y lo invadió por completo.

Aturdido, sintió como si estuviera tirado en la costa empapada de nuevo, una nube negra oprimía casi todo el cielo y la marea con un aroma salado lo golpeaba una y otra vez, los rayos y truenos continuaban, y la lluvia torrencial caía desde el cielo., pero él no podía moverse, sumido en sus pensamientos y el dolor de su espalda llegaba profundamente hasta sus huesos, como si miles de hormigas estuvieran devorando su corazón…

Lo habían despellejado vivo, pero ni siquiera había podido ver la apariencia de sus oponentes…

Cuando la mente de Xue Xian regresó, el gobernador Liú seguía tocándose las orejas y le preguntó a Xuan Min con un rostro tranquilo. “¡¿Qué quieres decir con que yo no puedo verlo?! Monje no puedes decir cosas así sin explicarlas o sólo son palabras locas. ¡¿Qué tonterías son esas sobre sangre negra y el color de la energía Yin?! ¡¿Qué es una marca de sangre?!”

¿Qué es una marca de sangre?

Xue Xian levantó la mirada y se quedó mirando al gobernador Liú con hostilidad.

Ese tipo de marca de sangre, como la que tenía él en la oreja, era la sangre derramada por gente con rencores, dejaban una marca en el cuerpo de la persona para que cuando buscaran venganza en el futuro no se equivocaran de persona. Xue Xian no se había dado cuenta que se había estado aburriendo y sofocando dentro de la bolsa hasta ese momento, ahora se sentía más tranquilo y trató de olfatear la esencia del cuerpo del gobernador Liú.

Era el olor de la sangre, como a óxido, pero ligeramente diferente, ese olor era demasiado conocido para Xue Xian… era el olor de su propia sangre.

Desde el día que había despertado, había estado buscando a la persona que lo había despedazado, pero él ni siquiera sabía cómo lucía y no sabía de donde era por lo que había estado buscando a ciegas por todos lados. La única pista que tenía era su propia sangre, las personas salpicadas con su sangre serían las personas que habían estado en la playa ese día.

Había alrededor de cien personas y ya había encontrado a algunos de ellos. De la boca de esas personas, Xue Xian sabía vagamente que era una persona de renombre, pero eso no bastaba, no bastaba en lo absoluto, esa pista no era suficiente para encontrar a esa persona, seguía siendo como buscar una aguja en un pajar.

Por lo que los últimos seis meses, Xue Xian había buscado por todas partes, desde Huameng hasta este lugar, sólo para encontrar más pistas y encargarse del culpable lo más pronto posible…

La persona de papel que forcejeaba entre sus dedos se calmó de pronto, Xuan Min asumió que finalmente se había rendido y había dejado de luchar descaradamente. Puso a Xue Xian de nuevo en la bolsa y, al mismo tiempo, volteó a ver al gobernador Liú y le dijo. “Debió haber muerto hoy, pero alguien tomó su lugar.”

Cuando terminó de hablar, retiró la mirada y dijo una última oración. “Créalo o no, haga lo que quiera.” Dejó de molestarse en hablar y levantó el pie para marcharse.

Pero, ofendiendo a gente de ese nivel, ¿cómo esperaba poder irse sin problemas?

El gobernador Liú estaba extremadamente molesto por la insinuación de que moriría más pronto que tarde. Por una parte, sentía que el monje loco enfrente de él era un charlatán que decía puras mentiras alocadas, sin embargo,  por otra parte, se sentía un poco inquieto por la amenaza a su vida.

Ocho de diez charlatanes recurrían a ese truco, primero te hacían una advertencia siniestra que te dejaría pensando en eso todo el tiempo para que los vuelvas a buscar, al principio fingirán modestia y, cuando estés a punto de retirarte, te dirán algo más. De esta manera siempre habrá gente que caerá en la trampa pensando. ‘No importa, es mejor gastar dinero y evitar un desastre, podría ser cierto.’

El gobernador Liú se convenció a sí mismo para no caer en el engaño y al mismo tiempo les ordenó a los guardias. “¡Saquen sus armas y arréstenlo!”

Ofendiendo al líder del gobierno, ¡¿acaso este monje realmente estaba pidiendo que las cosas se le complicaran?!

Justo cuando los guardias se abalanzaron para agarrar las ropas de Xuan Min, una voz jadeante se escuchó desde lo lejos acercándose. “¡Señor! ¡Señor es terrible!”

Cuando todos se dieron la vuelta para mirar, vieron a un hombre pequeño vestido como sirviente, tropezándose hasta pararse enfrente del gobernador, mirándolo con una expresión aterrada. “Señor, señor, señor, ¡se ha caído al pozo!”

“¡¿Qué?!” Las piernas del gobernador Liú comenzaron a temblar e inmediatamente sintió un cosquilleo en la nuca.

Inconscientemente miró a Xuan Min, que estaba rodeado por los guardias, y sintió un golpe seco en el corazón. Por un rato, no supo si correr a casa primero o arrestar a Xuan Min.

“¡Amo!” El pequeño sirviente le gritó de nuevo.

El gobernador Liú se estremeció y levantó los pies aterrado, queriendo seguir al sirviente de regreso. En el caos, se sentía pesado y sus piernas se movían por su cuenta, ya había corrido dos pasos cuando de repente se dio la vuelta…

“¡Déjenlo ir! ¡Todos déjenlo ir!” El gobernador agarró la manga de Xuan Min. “¡Tú… tú… no te puedes ir! ¡Ven conmigo para que veamos que pasó!”

Xuan Min frunció las cejas, alejó sus dedos con un poco de disgusto y estaba a punto de decir algo cuando sintió que la bolsa secreta se movía. El hombre de papel que acababa de ser devuelto a la bolsa había aprovechado para salirse, se colgó de las mangas del gobernador Liú y, aprovechando que estaba aturdido, se trepó hasta adherirse al cuello de la ropa del pequeño sirviente y ¡escapó con él!

 

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